Hasta en las rútinas diarias, estamos sujetos a lo impredecible del mundo. Y todavía reconociendo que existen acontecimientos que no podemos controlar, déjamos que estos nos afecten.
Una tarde lluviosa puede significar dos horas en el tráfico. Una llanta averiada te puede traer problemas con tu jefe. Una paseo en bicicleta puede terminar en una fractura. Y los accidentes pasan, sobre todo cuando creamos tener control sobre todo lo que nos rodea. Muchas vecer es más importante cómo manejemos las consecuencias de nuestros errores, no cómo fue qué los errores ocurrieron
Quizá esa tarde pueda ser una de cafés, y a lo mejor ese trabajo no sea tan bueno despues de todo. Los huesos rotos vuelven a sanar.
Cuando tu vida es el vehiculo, cualquier problema es pasajero. Tú decides hasta donde te acompaña.