¿El mi-porqué de los mercados?
Imagino que en algún momento de la prehistoria, algún cavernícola al regresar de un día de caza de tiranosaurios, se encontró con la siguiente imagen: Un montón de carne para comer, y tener que enfrentar la dura realidad de que los refrigeradores industriales no los iban a inventar si no hasta unos 100 millones de años despues. – Disculpen las inexactitudes históricas, este articulo está intencionalmente plagado de ellas.
En un golpe de genialidad, nuestro amigo Cazador colocar una churuata al borde de alguna primitiva autopista, para intentar vender los excesos de su carne a algún transeúnte. Ahora imaginen en esa misma situación a los vendedores de chiguiresaurios, libelulasaurios y otros animales prehistóricos.
Supongo que los primeros sindicatos datan de esa época. «Primer Sindicato Carnicero-Saurio» se leería en las pancartas. Y así nacería de igual manera el primer mercado: «Primer Mercado Carnicero-Saurio» al que cientos de personas acudirían. A todas las personas las beneficiaría consecuencias del libre mercado, y al abundar la oferta, todos los consumidores apreciarían rebajas en los costos de los productos, y mejoras en la calidad de estos. Mejoras impulsadas por la competencia entre los proveedores. Luego vino el desastre. No se cuál fue el desastre, pero obviamente algo pasó.
2013 y sobrevivimos al fin del mundo
En 100 millones de años, los papeles parecen haber cambiado. Los supermercados están lejos de pertener a los productores de los alimentos y en vez, pertenecen a una sub especie humana referida con cariño como «Los Portu». Me autoexonero de indagar más en las fauces de mi ignorancia. Basta de mi apreciación simplista xD
La diversidad con la que contaban algunos mercados de antaño queda ahora reducida a un montón de latas con etiquetas bonitas que ofrecen todas casi lo mismo: Nada… y por una módica suma, quizá hasta te puedas llevar una a tu casa.
Atrás quedaron los días de regateo, y del camión de los domingos, de ir a la pollera y a la carnicería. Ahora lo que está de moda es caerse a puñetazos por un paquete de papel toilet, y correr cada vez que llega el azúcar al supermercado. Todavía no se que tiene eso de «Super».
Yo
No quiero sonar a amargado. La verdad es que como dulces, hago ejercicios, amo, hago picnics en la ciudad, y cuando sea grande quiero poder darle una vida feliz y digna a mi familia, y a mis amigos. Pero toda esta situación de los supermercados en Venezuela ya es ridícula, y el «desabastecimiento» sólo hace más triste todo. Yo ya no quiero hacer una cola para entrar al centro comercial, para hacer una cola para agarrar una lata de un estante, para hacer una cola en una caja registradora, para hacer una cola para llegar a mi casa, para abrir la lata y darme cuenta que acabo de pagar por 80 bolos de champiñones de dudosa procedencia.
Yo no vuelvo a entrar a un supermercado, al menos, no por ahora.
PD: Ayer Gaby y yo hicimos boeuf bourguignon, pero el de nosotros quedó más bonito xD y seguramente, más sabroso.